Lecturas para tu boda religiosa

Hoy nos centramos en el sacramento religioso del matrimonio ya que os traigo una selección de lecturas para vuestra ceremonia. Empezaré por la más conocida y la que se suele escuchar diría que en 9 de 10 de bodas religiosas. Pero no quiero que os quedéis con esta, os invito a leer las demás y os dejo un consejo. Elegidlas en pareja; así el día de la boda será todavía más emocionante escucharlas.

En una ceremonia religiosa se pueden escuchar de 3 a 4 lecturas (a veces no hay segunda lectura) : primera lectura, salmo, segunda lectura, evangelio. Deberéis consensuarlas siempre con el párroco y dejaros aconsejar aunque os diría que lo que se vaya leer debería ser muy significativo para vosotros. Hay textos extremadamente románticos y atemporales, vamos allá con ellos. 

 

 

1. Lectura de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios 12,31-13, 8a (segunda lectura) 

«Hermanos: ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino mejor. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de la predicción y conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, crece sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca»

 

 

2. Lectura del Libro de Rut 1, 16-17 (primera lectura)

«Rut respondió:
“No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque
donde tú vayas, yo iré,
donde habites, habitaré.
Tu pueblo será mi pueblo
y tu Dios será mi Dios.
Donde tú mueras moriré
y allí seré enterrada.
Que Yahveh me dé este mal
y añada este otro todavía
si no es tan solo la muerte
lo que nos ha de separar».

 

3. Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 4, 4-9

(para segunda lectura) 

«Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable; todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros».

 

4. Eclesiastés 4, 9-12 (primera lectura) 

«Más valen dos que uno,
porque obtienen más fruto de su esfuerzo.
Si caen, el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae
y no tiene quien lo levante!
Si dos se acuestan juntos,
entrarán en calor;
uno solo ¿cómo va a calentarse?
Uno solo puede ser vencido,
pero dos pueden resistir.
¡La cuerda de tres hilos
no se rompe fácilmente!».

 

5.Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Hebreos 13, 1-8 (segunda lectura)

«Hermanos: Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles. Acordaos de los que están presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvierais en su carne. Que todos respeten el matrimonio. Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; «El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.».

 

6. Génesis 2, 18-24 (primera lectura)

«El Señor Dios se dijo: «no está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude». Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver que nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo, pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.

Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajo la costilla que le había sacado el hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre. El hombre le dijo: «esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne».

 

7. Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 12-17 ( segunda lectura)

«Hermanos: Como elegidos de Dios, Santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dalle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él».

 

 

8. Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Juan Jn 3, 18-24

«Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras según la verdad. En esto conoceremos que somos de verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia; pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios y cuanto pidamos lo recibiremos de él. Porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio».

 

9. Salmo 144 (145). 8-9. 10 y 15. 17. 18: “El Señor es bueno con todos”.

El Señor es bueno con todos
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

Que todas sus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
(Todos) El Señor es bueno con todos.

 

10. Salmo 102 (103). 1-2. 8 y 13. 17-18A: “El Señor es compasivo y misericordioso”.

El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

La misericordia del Señor dura por siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza.
(Todos) El Señor es compasivo y misericordioso.

 

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