29 Abr La boda de Aída y Rober en Huerto San Rafael
Aída y yo nos conocemos desde hace más de 10 años; ella pertenece a mi grupo de amigas más cercano, ese al que le cuentas tu día a día, tus penas y alegrías. El día de su boda, pudimos participar en la celebración cantando en el Coro Sant Yago, donde actualmente nos encontramos cada semana; y después pudimos vivir su gran día en primera fila. Fue una boda repleta de detalles, que estoy deseando contaros. Todavía recuerdo el momento en el la vimos entrar en la iglesia, Aída consiguió un look nupcial exquisito y super personal… no nos la podíamos imaginar de otra manera, iba muy ella, y eso es lo más importante. Bueno…¡vamos allá!
Aída y Rober se casaron el pasado año 2019, una soleada mañana de noviembre que casi parecía un día primaveral. Para su gran día, Aída escogió un diseño de Pol Nuñez que adquirió en la tienda Jorge Aparisi Novias de Valencia. Su tocado, de flor preservada, también es de esa tienda; la verdad es que, según cuenta ella, tuvo un trato fenomenal allí y os lo recomienda a todas. Su semirrecogido fue obra de Bigudíes de Rubíes y su maquillaje corrió a cargo de Eva Rozalén. Sus zapatos se los hicimos en Loovshoes con todo el cariño del mundo, eligió un salón en terciopelo tostado, al que añadió una lazada que iba anudada a su tobillo. El ramo de flores preservadas fue obra de las Hermanas de Iesu Comunio (las podéis ver en instagram con el nombre de @pequenareposteria ), llevaba una cinta beige coronada con la virgen de Covadonga de @posdatalola. Su «algo prestado» fueron los pendientes, herencia de su abuela.
El novio también adquirió el traje en la tienda Jorge Aparisi, y llevó unos gemelos del Capitán América. La madre de la novia llevó un traje en dos piezas de Felipe Varela. A la ceremonia, la novia llegó en el coche de nuestra amiga Paula, que otra de nuestras amigas, Júlia, se había encargado de decorar. Los novios entraron al son de la música del Coro Sant Yago, ahí estábamos todas nosotras, cantando para hacer su día aún más especial. La iglesia elegida fue la Basílica de San Vicente Ferrer, mi favorita de Valencia. Allí, la decoración corrió a cargo de Flores Feliu.
Tras la ceremonia, novios e invitados nos dirigimos a Huerto San Rafael, donde su comercial, Emma, hizo un impecable trabajo de coordinación de toda la celebración. La decoración floral del espacio, corrió a cargo de Flores La Tartana y la parte gastronómica fue obra de Ancora Catering. Los novios decidieron sentarse en un larga mesa rectangular junto a sus amigos más cercanos, algo que nos encantó y que se sale de lo más convencional en cuanto a mesas presidenciales. Cuando llegamos a sentarnos, todos los chicos encontraron en su plato una colorida pajarita. El novio es un gran forofo de este complemento; fueron ellos los que compraron las telas y sus madres estuvieron cosiéndolas durante los meses anteriores a la boda; un regalo totalmente personal y low cost. Las amigas de la novia recibimos una lámina de LuciaBe y una ilustración personalizada de Kailua. Los sobrinos de la novia prepararon banderines que todos agitamos cuando los novios hicieron su entrada, fue una gran alternativa a eso de agitar las servilletas. Las madres de los novios recibieron unas cestas de flor preservada y se repartieron 5 ramos a futuras parejas casaderas. Nosotras, el grupo de amigas, preparamos una sorpresa musical, con la melodía de cabecera de FRIENDS, la serie favorita de la novia. Entre las sorpresas de la noche, los novios prepararon un bingo musical, todos teníamos cartones con nombres de canciones que tuvimos que ir tachando durante el baile. Y también nos tenían preparado un resopón con hamburguesas de McDonalds que arrasó.
La música y la iluminación corrió a cargo de Cenval Music. Todo el reportaje fotográfico y el vídeo fue obra de los chicos de Fandi, todo un acierto, como siempre.
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