
31 Jul La boda de Gaëlle y Fernando en Finca Soto de Gracia
Hoy os traigo una boda que me hacía especial ilusión publicar. Gaëlle, la novia, es parte de mi familia y desde que me dijo que se casaba estuvimos compartiendo ideas de preparativos, sugerencias; fue realmente divertido. No muchas veces os puedo contar bodas a las que he asistido personalmente, y esta es una de ellas 🙂
Gaëlle y Fernando se dieron el sí quiero en la preciosa iglesia de San Jerónimo el Real, un frío día de marzo de este mismo año. Para su gran día, la novia confió en la profesionalidad del diseñador Juan Duyos que creó para ella un precioso vestido en terciopelo blanco con las mangas de encaje y la espalda abierta. Beatriz Tudela fue la encargada del estilismo de Gaëlle, le hizo un recogido bajo sobre el que colocó una preciosa corona de plumas en tonos rosados y buganvilla de la firma Mimoki. Un toque perfecto de color. Su ramo firmado por la floristería Bourguignon, regalo de una amiga, y sus stilettos Jimmy Choo iban en perfecta armonía con los tonos en rosa del tocado. Como joyas, lució su anillo de pedida, unos pendientes Rabat, regalo del novio y su «algo viejo», una pulsera que su padre le regaló cuando cumplió 15 años.
Por su parte, el novió visitó un chaqué de Absolute Bespoke con corbata Hackett London, zapatos Crockett & Jones y gemelos Chopard. La novia me cuenta que, a excepción del vestido, ambos escogieron juntos los complementos que llevarían en su gran día. De hecho, durante un viaje a Londres se regalaron mutuamente los zapatos para la boda. Los demás complementos, también fueron regalos, aunque se habían entregado el anillo de pedida y el reloj de compromiso, no pudieron evitar regalarse también los pendientes y los gemelos. Me cuentan que para cuando llegó la cena de pedida oficial ya se habían entregado todo, jajaja.
Gaëlle se vistió en el hotel Orfila, para ella era muy importante prepararse en un entorno en el que aceptaran mascotas pues quería compartir los momentos previos a su gran día con su inseparable perro Pancho. Le pidieron a la hermana de una amiga que tras la ceremonia, acercara a la mascota para que pudieran hacerse unas fotos con ella a la salida de la iglesia.
Tras la ceremonia, los novios hicieron diversas paradas en solitario, para la sesión de fotos. La novia me comentaba que fueron momentos de intimidad antes de la locura de la fiesta que ambos agradecieron mucho. La celebración continuó en la preciosa finca Soto de Gracia. Allí, flores El Invernadero se encargó de la decoración, con uno de los resultados más increíbles que he visto. El salón estaba espectacular. Y el catering que se encargó del cóctel y de la comida tipo buffet fue Leal Maese. Además, dispusieron muchos rinconcitos para los invitados, cubretacones, mantas para combatir el frío que hacía ese día y durante la fiesta un photocall de El Flash de Lineta, un increíble Candy Bar, que montó la tía de la novia.
Para las invitadas se repartieron pashminas y para los invitados, puros Cohiba y algún puro de chocolate para el que no le gusta fumar. Durante la fiesta, Dándote Ritmo fueron los encargados de la música. Gaëlle le dió su ramo a Rocío, una de sus mejores amigas e hicieron otro para el hermano de Fer y su novia, esperando que pronto se animen a dar el sí quiero. Además, regalaron diversas figuritas de novios a otras parejas casaderas y unos detalles a las parejas que esperan bebés.
Para la entrada al convite, utilizaron la canción de «It’s not unusual» de Tom Jones, y la novia iban a hombros de su recién estrenado marido. En cuanto al primer baile, se quedaron con el vals clásico de Strauss. Para terminar la fiesta, el propio novio, subió a pinchar la música con discos de vinilo, a la vieja usanza, ya que cuando era más joven había trabajado de DJ. Fue todo un éxito.
En cuanto al reportaje fotográfico, los novios contaron con dos profesionales: Beatriz Goiri Basaldua realizó las fotos en la iglesia y Jean Marc Manson se ocupó del resto de la boda. Little Movies se encargaron del vídeo de la boda.
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