ANGELES
Escrito a 19:38h, 11 febreroLINDA FOTOS ESA BODA QUEDO GENIAL
Adela e Iñaki tuvieron que posponer su boda, como muchas de vosotras. Pero finalmente, decidieron casarse el mes de septiembre del pasado año 2020. Para su gran día, Adela lució un diseño de Valenzuela Atelier, tocado de Ropero de Pi, zapatos Franjul y ramo de Leymar Floristas. Su maquillaje fue obra de Sara Zalop y su peluquería de La Mona Riza.
Iñaki llevó chaqué de Ermenegildo Zegna. Los niños de arras llevaron conjuntos de La Bubé y coronas de Emea Design. Leymar Floristas se encargó de toda la decoración floral . En Hotel PuebloAstur, The Love Forest se sumó a la decoración del banquete que corrió a cargo de Catering Manzano. Todo el reportaje fotográfico fue obra de Pelayo Lacazette.
El resto de la boda será relatada por Adela, la novia, que nos ha dejado unas palabras llenas de cariño. Espero que os sirva como palabras de ánimo a todas aquellas que seguís esperando a vuestra fecha.
Nuestra fecha inicial del 18 de abril de 2020 se truncó por el COVID, como un millón de otros eventos y bodas. Cambiamos la fecha al 12 de septiembre ya en marzo, justo antes del confinamiento, creyendo que para después del verano todo ello sería un mal recuerdo. Nos equivocamos. Pero decidimos no volver a posponer. Nos queríamos casar, entendiendo que sería un día distinto al inicialmente planeado y que faltaría mucha gente querida. No sabíamos qué nos dejarían hacer, ni cuanta gente nos podría acompañar. Decidimos que, aunque fuéramos 5 personas seguiríamos hacia delante, no queríamos retrasar más el inicio de nuestra vida juntos.
Asturias nos regaló un día de esos que no te crees que estás en el Norte. Brilló el sol
e hizo calor. Nos casamos de mañana en San Miguel de Cofiño, una capilla pequeña muy cerquita del hotel Puebloastur, todo el mundo bajó caminando desde el hotel. Yo hice un “first look” con mis testigos, y bajamos todas juntas en procesión, caminando acompañadas de mi madre y mis hermanas. Íbamos siguiendo al grupo de gaitas que nos acompañaron tocando hasta la entrada de la Iglesia. Siguiendo protocolo Covid no pudimos dejar entrar a todo el mundo en la Iglesia, así que preparamos una barra en el exterior como un adelanto del cóctel. La decoración de la Iglesia fue con hortensias azules y blancas, de mis flores favoritas y que habíamos incorporado a las invitaciones.
Cuando llegué al altar y comenzó la ceremonia, me cogió de la mano y me dijo:
“Hemos llegado, estamos aquí, lo hemos conseguido, ¿te lo crees?, esto es la vida real, esto está pasando”. En ese momento me di cuenta de que sólo importaba eso.
Fue una boda atípica, no el fiestón que generalmente te imaginas, nos faltaron besos y abrazos fuertes y cercanos, pero no lo cambiaría por nada. Fue un día muy emotivo y especial, que vivimos con ilusión y dónde en cada cara se veían sonrisas y felicidad por nosotros. Fue NUESTRO DÍA, atípico, distinto, pero nuestro… y MUY MUY FELIZ; y por eso, tengo mucho que agradecer a toda la gente que nos rodeó, de forma presente y “a distancia”.
Un último detalle muy personal y especial… Mi alianza está hecha con la alianza de mi padre. Fue un regalo de mi madre tras mi compromiso. Al principio no quería aceptar… tenía que ser para ella, pero mis hermanas también coincidieron que no podía tener mejor finalidad. Ahora llevo conmigo siempre cerca a los dos hombres de mi vida.
Es ideal que los peques de la familia puedan llevar las arras en una ceremonia tan bonita y elegante. Sin embargo, no podemos olvidar lo cansado que son este tipo de eventos para los más peques, por eso nosotros recomendamos llevar siempre un carrito plegable en el cual nuestro peque pueda sentarse a descansar cuando quiera. Es cómodo y práctico tanto para los peques como para los padres.
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