La boda de Irene y Jose María en Hacienda Atalaya Alta

Irene y Jose Mari se casaron la tarde del 03 de noviembre del pasado 2018. Escogieron la iglesia Nuestra Señora de la Granada en Puebla del Río, Sevilla; ya que era el pueblo de la novia y donde la pareja residía. Para su gran día, Irene se puso en contacto con el diseñador José Luis Zambonino y enseguida tuvo claro que él le haría su vestido perfecto, sencillo y elegante. Lo combinó con zapatos Ana Polo, un precioso ramo de Cártamo Flores y su «algo azul», una pulsera de oro de la abuela paterna de Irene que se colocó como tiara. En cuanto a su estilismo, Eva Romero se encargó de su peinado. Jose Mari, el novio, vistió traje de Dappers, corbata Pertegaz y zapatos Martinelli.

La entrada de la novia en la Iglesia fue muy emotiva, mientras Irene iba camino del altar, Rocío, una de sus mejores amigas le cantaba desde lo alto del balcón interior de la Iglesia . Durante la  ceremonia, tanto Rocío como otros dos amigos de los novios, Antonio y Fernando, se encargaron de cantar la misa. Durante el almuerzo apareció una Tuna de forma espontánea que se encargó de amenizar la comida e hizo pasar un rato muy divertido a todos los invitados.

Tras la preciosa ceremonia, novios e invitados se dirigieron a la Hacienda Atalaya donde Saboga Catering se ocupó del cóctel y la cena. Allí, Mirka Eventos se encargó de la decoración, Hispamusic del sonido y la iluminación y Aljarafe del videofotomatón. La pareja apostó por la música en directo; en el aperitivo tocaron Anita Franklin & The Soul Box y en la barra libre Espi Band. El primer baile fue al son de Perfect de Ed Sheeran.

El ramo de Irene se lo regaló a su cuñada, Macarena, la novia de su hermano pequeño, a la que le hizo muchísima ilusión ya que sueña con el día en que le pida matrimonio Perico, el hermano de Irene. Otro regalo muy especial fue el de la hermana de Jose Mari para los novios, una espectáculo de fuegos artificiales tras el baile. Los invitados recibieron pañuelos de seda pintados a mano por la tía de Irene, Candi, pintora de profesión. La idea de pintar pañuelos de seda tanto para mujeres, ya que volvían a estar de moda, como para hombres, para ponerlos en las americanas. Todo un trabajazo, 400 pañuelos pintados a mano, todos diferentes.

La fotografía fue obra de Rosa Fernandez Leal y el vídeo de Criocrea estudio. 

               

 

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