María Barcia fue la diseñadora que elaboró el vestido perfecto para Carmen, ella tenía claro que quería llevar manga larga y corte en la cintura. Además, su vestido de escote trapecio y espalda al aire contaba con preciosos bordados en puños y cintura. El tocado era de Begonias flores así como su ramo de flores preservadas. Las coronas de las damitas de arras y los ramitos entregados a las amigas de la novia también fueron obra de Begonias flores. Como velo, Carmen decidió llevar una mantilla que le enamoró en una tienda de antigüedades. Sus zapatos eran en tonos burdeos de la firma Renetti. Las chicas de Tesoiras se encargaron del estilismo de la novia, maquillaje y peluquería; Carmen decidió llevar una coleta con la que se sentía muy natural.

 

Carmen y Enrique se dieron el sí quiero en la Iglesia Castrense de San Francisco; era muy importante para la novia ya que allí se casaron sus padres. Ángeles Floristería se encargó de la decoración floral de la iglesia, a base de paniculata, elección de la novia. La novia entró acompañada por un cortejo de unas damitas de arras vestidas con conjuntos diseñados por la madre de la novia: en otomán de tono crudo con puntillas en brazos y cuello. Además, le dieron un toque otoñal con unas capelinas y fajines en terciopelo burdeos a juego con los zapatos de la novia.

El coro de voces infantiles Cántabile, hizo todavía más especial la ceremonia con obras como Sing Unto God de Haendel o la Salve Marinera ¡Me encanta que a una novia le guste Haendel !