06 Ene La boda de María y Alfredo en Finca El Campillo
Conozco a María desde… ni me acuerdo desde cuando. Compartimos destino de veraneo en la infancia y la verdad es que, cuando me enteré de que se casaba, me hizo mucha ilusión seguir todos sus preparativos y por supuesto le pedí que formara parte de mis novias 2019. Escogieron el 29 de septiembre, por que era San Miguel y San Gabriel, los nombres de sus abuelos. Ese día, la pareja recibió a gente de Peru, Lisboa, Londres, Dublin, Canarias y Jerez… más de 400 invitados que no se querían perder un momento tan especial.
Esa mañana, los padres de María la despertaron con el desayuno en la cama. Ella recuerda que no sentía nada de nervios, sólo emoción absoluta. Alfredo, por su parte, desayunó en el mismo bar de cada día, antes de que empezara todo. Para su gran día, María confió en la diseñadora Cristina Valenzuela. Combinó su vestido con una tiara, su «algo prestado»; pues era una pulsera de pedida de la madrina, convertida en tocado. Para su estilismo, confió en su peluquería de toda la vida, que se encuentra en Aravaca, Básico Peluqueros. Su ramo, era un regalo de su cuñada y lo firmaba Elena Suárez. Para los preparativos, María escogió una preciosa bata y camisón de la firma Guezal.
Los pequeños que acompañaron a la novia en su entrada, llevaban conjuntos de The First y diademas y canotiers Masario . La madrina lució vestido de Maria José Segura y la madre de la novia vestido Tot-hom y tocado de Babel. Para llegar hasta la iglesia, se alquiló un clásico Rolls Royce decorado con un cartel de recién casados y las clásicas latas en la parte trasera. En la ceremonia, todos pudieron disfrutar de las preciosas voces de los niños de La Escolanía del Escorial. Al acabar la ceremonia, les esperaban a la salida de la iglesia un gaitero y un tamborilero de Alborada Eventos Musicales.
Tras la ceremonia, novios e invitados se dirigieron a la preciosa finca El Campillo, en el Escorial. Donde La Blonda Catering se encargó de todo. Toda la decoración del evento corrió a cargo de Elena Suárez. Durante el cóctel, los invitados pudieron disfrutar de la música de un grupo jazz y al terminar la comida, la tuna de Caminos de Madrid condujo a todos desde el salón hasta la zona de baile. Los novios abrieron el baile con el vals de Danubio Azul, todo un clásico; y entraron en la sala de banquetes con Never gonna wake you up de Avicci rodeados de un mar de pompones blancos agitados por los invitados. El momento ramo se dividió en varias canciones; una para las madres (Una chica Yeye), otra para las parejas casaderas (Marry You de Bruno Mars) y por último, para dos amigas solteras (Single Ladies de Beyoncé). Para la fiesta contaron con DJ y el violín en directo de Pablo Navarro. Para terminar la velada, los invitados disfrutaron de hamburguesas MacDonalds y un chocolate con churros como recena. Éxito total.
Todo el reportaje fotográfico es obra de Liven Photography.
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