La boda de Raquel y Javier en las bodegas Cepa 21

Después de cuatro años de relación, y apenas 9 meses comprometidos Raquel y Javier se dieron un sí quiero muy festivo y musical el pasado 20 de septiembre en Aranda de Duero, con la Ribera del Duero de fondo. La ceremonia religiosa se celebró en la Iglesia de Santa María la Real y la fiesta posterior en las Bodegas Cepa 21.

Para el gran día Raquel escogió un vestido realizado a medida en el atelier de Coosy White, Virginia Pozo supo captar desde el principio la idea y diseñó un vestido sencillo, de corte romántico en crepé, plumeti y remates en puntilla de encaje con cola desmontable, cinto y detalles en terciopelo granate. Raquel quería un look con el que se sintiese ella misma, cómodo y clásico, pero con un punto diferenciador, Virginia y su equipo lo materializaron a la perfección. Lo acompaño con una tiara de flores de porcelana fría realizada por la artesana Amalia Reaño de Mis Tocados y zapatos salón en hilo brillante de Mascaró, regalo de unos amigos de la pareja.

Raquel tenía claro que quería un ramo silvestre, en tonos granate y rosa con ramas de eucalipto que completó con un lazo de terciopelo igual que los detalles del vestido y dos medallitas muy especiales, que por un lado tenían el logo y fecha de la boda y por otras dos frases personalizadas. Encargaron cuatro replicas más de los ramos en pequeñito para sus primas y uno más en grande para la madre de Javier, ya que, aunque era un secreto, desde el principio tuvieron claro que eran sus madres las que debían quedarse con los ramos.  Raquel pidió un maquillaje muy natural, con efecto piel juegosa y labios ciruela. En cuanto al peinado, para la ceremonia llevo un recogido bajo que se soltó para que el baile.
Para el gran día Javier recurrió a García Madrid, fiel a la marca desde hace años ya había acompañado a su mejor amigo a vestirse allí para su boda y era algo que Javier tenía claro desde el primer momento. Lució un esmoquin azul noche que acompañó con
zapatos de Holborn en color burdeos, gemelos de Hugo Boss y reloj Tissot regalo de sus futuros suegros.

Al acabar la cena parte del salón de las bodegas Cepa21 se convirtió en una improvisada discoteca, se repartieron bailarinas para que el dolor de pies no fuese ningún impedimento para la diversión y bengalas para iluminar el primer baile de Raquel y Javier como marido y mujer, al ritmo de la canción de 23 de junio de Vetusta Morla.  Tras el vals unos amigos proyectaron un divertido vídeo que no dejo a nadie indiferente y  una vez más el salón se inundó de risas.   Y para recordar este momento toda la vida, la pareja contó con la fotógrafa Sofia Rimoldi, con la que no han podido estar más satisfechos. Javier odia las cámaras, así que ella tenía la orden de pasar desapercibida y parecer invitada una más, así que evitaron los posados y de forma espontánea fue captando los mejores momentos del gran día. Para animar la fiesta contaron también con los chicos de Viva Fotomatón, quienes animaron a todos los invitados a posar y dejar unas palabras en el libro de firmas y fotos.

El equipo del chef Alberto Soto, responsable del restaurante de las Bodegas Cepa21, del grupo Emilio Moro sirvió un cóctel muy largo compuesto por diecisiete aperitivos y dos puestos gastronómicos, con los vinos Ribera del Duero como protagonistas. Se cerró don dos emotivos discursos de dos grandes amigas de Raquel y Javier a quiénes ellos sorprendieron y agradecieron con unas ilustraciones personalizadas.

 

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