La boda de Paula y Carlos en Finca el Tomillar

Cuando ví las fotos de Natalia Ibarra de esta pareja, me ENAMORÉ. Enseguida le pedí que me reservara esa increíble boda y desde entonces estoy deseando compartirla con vosotras. Natalia me mandó unas fotos que superaron mis expectativas y creo que os van a encantar. Luego Paula, la novia, me mandó un mail contándome su gran día. La verdad es que lo hizo con tanto detalle y sensibilidad, que he decidido que sean sus propias palabras las que os cuenten cómo fue su boda.
Después de casi 10 años de noviazgo, en Enero, Carlos (mi marido) me pidió matrimonio en un acantilado en Santander. Aunque después de tanto tiempo, no era nada raro, fue muy inesperado y sorprendente. Por nuestra situación laboral y personal, no podíamos esperar mucho tiempo. Así que en seis meses preparamos una boda. Aunque suene a locura, a los 15 días teníamos todo: iglesia, finca, fotógrafa, diseñadora, honey moon, etc. Me encantó la experiencia de prepararlo en tan poco tiempo y disfrutarlo tanto, sabiendo que en nada y menos: ¡estaríamos casados!.
Mi vestido era de Sole Alonso, fue a la única diseñadora que fui. Lo tuve claro. Fue una gran experiencia, me dejé aconsejar por Sole y Amalia en cada momento. Cuando ya vi el resultado final, alucinaba. El vestido definía a la perfección mi personalidad. Sole siempre me decía que le recordaba a la Wendy de Peter Pan. La corona de Suma Cruz, era una auténtica joya. Me encantó la experiencia, trabajan con gran delicadeza cada detalle y consiguen un resultado impresionante. Todo ello lo completé con unos pendientes pequeños de brillantes, que fueron un regalo muy significativo de mi tía; y con el anillo de compromiso que me regaló Carlos. El mismo diseñó el anillo que quería regalarme.R’Difusión se encargó del maquillaje y peluquería, me hicieron un recogido que se adaptaba perfectamente al estilo del vestido y corona. Todo un acierto.
El chaqué de Carlos es de Guzmán, lo eligió con sus primos Nacho y Fer. Le quedaba como un guante. En un día tan especial se puso unos gemelos de oro, que eran de su abuela.
Tuve CINCO damitas. Estaban ideales. Los vestidos eran de la tienda de mi madre: Maria Belén. Buscamos una tela que fuera diferente, que no fuera el típico vestido de arras. Las capotas de mimbre y sus cestas de flores, hacía que parecieran de la casa de la pradera. 
Nos casamos en la Parroquia de San Miguel Arcángel (Guadarrama), por ser mi parroquia y la Iglesia donde se casaron mis padres. Es una iglesia que tiene mucho significado para mi, pues ahí he crecido y siempre sabía cómo quería adornarla. Tanto es así, que de camino a la universidad o al trabajo, siempre me hacía dibujos de cómo lo quería. Para la decoración de la iglesia y mi ramo, conté con una floristería  que conocía de toda la vida (cuando mi madre se casó su ramo de novia era de ahí) Rosa Mary, donde me aconsejaron muy bien. Elegí mucha tonalidad de verdes, hortensias azules (haciendo un guiño a mi flor favorita), olivo, enyngyum, etc. Mi ramo tenía una composición similar, también llevaba margaritas, es una flor que me recuerda mucho a mi infancia. 
 Después de la ceremonia nos fuimos a hacer la sesión de fotos, con nuestra querida fotógrafa Natalia Ibarra, a la finca El Tomillar. Fue muy especial este momento, nos hicieron la sesión de fotos al ritmo de nuestras canciones favoritas. La elección de fotógrafa, fue todo un acierto. Para nosotros fueron unos invitados más, acompañaron en todo momento.
La finca El Tomillar tiene mucho encanto, está todo cuidado al detalle y mires donde mires todo es precioso. Estaba todo decorado con hortensias. El seating plan lo hicimos con Invitarte, en la línea de las invitaciones: animales de caza (por la afición de Carlos) y hortensias (porque me chiflan). El resultado fue muy elegante. Además, cada invitado tenía su nombre escrito en su sitio. Después de un gran cóctel, del que todo el mundo estaba encantado, pasamos a la cena. Entramos dándolo todo al ritmo de Levels de Avicii, fue la bomba, ¡menudo subidón!.
 
Durante la cena, repartí a todas mis amigas un ramo, en cada uno ponía el nombre y una frase que me recordaba a cada una de ellas. Mi ramo, decidí, tirarlo. Soy muy tradicional y hace menos de un año me tocó a mí en una boda en Italia, y mira que suerte me dió. Para mi madre y mi suegra, les dimos una réplica de mi ramo; al igual que para las abuelas.
 
Todo salió fenomenal, fue un día mágico. De esos que no sabes ni cómo explicar lo que sientes. Mi mejor consejo para futuras novias es que hay que confiar en auténticos profesionales, tener las cosas muy claras y no influenciarse de todo lo que se vende en las redes. Muchas veces se nos olvida lo más importante de todo, pues ese día empieza una vida en común.
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